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No Todo Lo Que Brilla Es Oro | 4 Pics Blog

Un mediodía soleado de rayos tibios que besaban la piel de Ciara provocaba en la rubia una paz que antes habría valorado mucho más que ahora. Lo cierto es que esa paz se estaba transformando en una rutina y... una Eason no se siente tan cómoda entre días largos y noches cortas.

Anoche la rubia se había dormido antes de la medianoche tras leer un puñado de capítulos de una novela (Sentido y Sensibilidad). Incluso se durmió usando una pijama compuesta por un pantalón largo y una blusa con todos su botones cerrados. ¿Lo peor de todo? Que ni siquiera le pareció extraño. Sólo aburrido.

La Eason se colocó sus lentes de sol y se tumbó en una reposera para dormir otro rato. Ni siquiera quería vestirse ya. ¿Pero qué es lo que pasaba?

Es que Ciara, como toda mujer de su familia, estaba acostumbrada a un ritmo de vida muy acelerado. Fiestas, cenar lujosas, autos deportivos, noches de pasión interminables que acabaron asociando a su apellido con el pecado y la lujuria, hombres importantes, mujeres fuertes y dominantes, excesos, música y todo lo que no debías hacer si deseabas ir al Cielo. Todo eso ya no estaba.

Lo cierto es que las Eason llevaban una aburrida vida de quietud hogareña. Se la pasaban charlando entre ellas, cantando sin que nadie las escuche, siendo hermosas sin que nadie las mire, como magníficas aves dentro de una jaula de oro. Ciara se sentía abandonada, descuidada... aburrida. Y es ésta última palabra la más peligrosa en la mente de una mujer.

Ciara abrió su novela. Leería otro capítulo. En la noche... En la noche volvería la Ciara de antes. Quería sentirse libre y viva de nuevo.

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