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📌 - Senderos del alma

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¿Seguimos el mismo camino o nos atrevemos a construir uno nuevo?
Esa es la pregunta que, tarde o temprano, todos debemos hacernos. Porque hay momentos en los que el alma, cansada de andar en círculos, necesita romper el mapa y comenzar de nuevo.

No siempre se trata de pelear con el mundo, pero a veces uno tiene que hacerlo. No por orgullo, sino por supervivencia. Por mantener viva esa chispa interior que se niega a rendirse. Pelear por ti mismo no siempre implica levantar los puños, sino mantener el corazón despierto, incluso cuando todo alrededor parece apagarse.

Porque vivir también es eso. Resistir, reconstruirse, encontrar un rumbo que te conduzca a lugares donde la paz no sea un lujo, sino una forma de respirar. No buscas un paraíso (quizá solo un espacio propio), un refugio donde puedas descansar sin fingir, donde tu alma vuelva a tener sentido.

A veces el camino hasta allí se hace largo, casi interminable. A veces parecen diez mil kilómetros o más, llenos de curvas, desvíos y pasos inciertos. Pero en cada tramo aprendes algo, que el destino no siempre está en el final, sino en el propio andar.

Y entonces surge la pregunta inevitable. Si tú no peleas por ti, ¿Quién lo hará? ¿Quién librará tus guerras si no eres tú?



Por eso, aunque duela, sigue.
Camina con el alma alta, aunque el cuerpo esté cansado. Camina con el corazón magullado, pero con la frente en alto. Sé viento, sé raíz, sé fuego. Avanza, aunque el sendero sea oscuro, aunque el terreno te hiera los pies.

Porque no todos los caminos son rectos ni amables; algunos te atraviesan como una tormenta. Pero incluso las tormentas limpian el aire. Incluso los senderos más inciertos llevan a un lugar donde, finalmente, todo encaja.

Y cuando llegues (quizá sin saberlo), entenderás que no se trataba sólo de llegar a un sitio, sino de encontrarte contigo mismo en el trayecto. 🌙

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